lunes, 9 de marzo de 2015

Las Siete Virtudes.

Las Virtudes son una serie de disposiciones o hábitos firmes y sirven para vivir y ser mejores personas; claro que esto no es fácil pero es importante esforzarnos para que nuestras acciones en la vida diaria sean lo mejor posible.

Virtudes son siete, y están divididas en Virtudes Toelogales o Infusas y Virtudes Cardinales.


LAS VIRTUDES TEOLOGALES O INFUSAS.

Son las que animan a obrar bien sobre todo en la moral del hombre. Fueron dadas por Dios a sus fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la Vida Eterna.
Es la presencia del Espíritu Santo en el ser humano, estas Virtudes son:   FE, ESPERANZA Y CARIDAD.

FE.

La Fe es por lo general, la creencia o la confianza en alguien, es la certeza de lo que se espera y la evidencia de lo que no se ve.

Hebreos 11;1  "Es pues la Fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve".

Fe se deriva de la palabra hebrea "emuná" que significa 3 cosas: Firmeza, seguridad y fidelidad.  Para el  pensamiento Judío, una Fe que no tiene seguridad o fidelidad, es lo mismo que separar el espíritu del cuerpo, digamos es una Fe muerta.

Stg. 2;26  "Porque como el cuerpo sin el espíritu esta muerto, así también la Fe sin obras es muerta".

ESPERANZA.

Es un sentimiento que se experimenta ya sea cuando las cosas andan mal y tenemos la Fe de que mejorarán  en un tiempo no determinado y tenemos la esperanza de que todo se compondrá.

CARIDAD.

La Caridad la manifestó Jesucristo muchas veces en su andar por este mundo, es por eso que amamos a Dios por sobre todas las cosas.
Jesús, se coloca como único y perfecto ejemplo de amor, que salva a los que todavía no creen en El, y que muere por quienes son todavía sus enemigos.

Rms. 5;10 "Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida.

Mateo 5;44  "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen , y orad por los que os ultrajan y os persiguen".

La caridad es la virtud teologal más importante, y es superior a cualquier otra virtud.

1 Co. 13;13  "Y ahora permanecen la Fe, la Esperanza y la Caridad, estas tres; pero la mayor de ella es la Caridad".


LAS VIRTUDES CARDINALES O MORALES.

Como bien lo dice estas virtudes sostienen la vida moral del hombre; no son habilidades o buenas costumbres, sino que requieren de otras virtudes humanas para hacer que el hombre se comporte de manera recta y conveniente.
Estas cuatro virtudes son, se puede decir el remedio a las cuatro heridas producidas  en la naturaleza humana por el pecado original, las cuales son:

LA IGNORANCIA DEL ENTENDIMIENTO.
LA MALICIA DE LA VOLUNTAD.
LA VOLUNTAD DEL APETITO IRASCIBLE.
EL DESORDEN DE LA CONCUPISCENCIA.

Por naturaleza el hombre esta propenso a obrar mal, a tener desvíos desordenados, desear bienes terrenales y placeres deshonestos.

LA PRUDENCIA.  (Sale al paso de la ignorancia)

Esta virtud es infundida por Dios para que sepamos escoger los medios necesarios guiados por la razón y abarca tres elementos: pensar con madurez, decidir con sabiduría y hacer bien las cosas. La Prudencia es necesaria para nuestra vida diaria y nuestro obrar social.  Esta virtud la necesitan sobretodo los consejeros, maestros sacerdotes, ya que siempre deben obrar con prudencia.

LA JUSTICIA. (Contra la malicia de la voluntad)

Esta virtud es infundida para que demos a los demás lo que les pertenece y abarca la relación con Dios, nuestro prójimo y la sociedad. La Justicia es necesaria para poner orden, paz, bienestar y veracidad en todo. Los medios para perfeccionarla son: respetar el derecho de propiedad y respetar la fama y la honra del prójimo.
La virtud de la Justicia regula y orienta otras virtudes: la virtud de la religión y la virtud de la obediencia.

LA FORTALEZA. (Contra la debilidad del apetito irascible)

Es la virtud que da fuerza al Alma para ir en contra de lo difícil, no tener miedo, ni siquiera de la muerte.  También modera la audacia para que no se convierta en temeridad.  Tiene dos elementos: atacar para conquistar metas altas en la vida  venciendo los obstáculos y resistir el desaliento, la desesperanza y los  halagos del enemigo, soportando la muerte y el martirio si es necesario, antes de abandonar el bien.
El secreto de nuestra fortaleza se halla en la confianza en Dios y estar seguros y convencidos de las grandes verdades eternas como: cual es mi origen, mi felicidad, mi fin y que me impide llegar a Dios.  Otras virtudes compañeras de la fortaleza son:

Magnanimidad- Generosidad y nobleza de espíritu, misericordia.
Magnificencia- Generosidad, emprender cosas grandes en obras materiales.
Paciencia- Capacidad para soportar dificultades y enfermedades.
Longanimidad- Grandeza y constancia de animo en las adversidades.
Perseverancia- Constancia, firmeza en la realización  de algo.
Constancia- Firmeza y perseverancia en las resoluciones, propósitos o en las acciones.

LA TEMPLANZA. (Contra el desorden de la concupiscencia)

Esta virtud modera la inclinación a los placeres como la comida, bebidas y todos los placeres terrenales.
La Templanza dicta la abstinencia y la sobriedad, la castidad y la continencia; sus virtudes compañeras son:

La Humildad- Lo que nos pone en el lugar justo.
La Mansedumbre- Aquello que modera nuestra ira.

Si nos apegamos a estas Virtudes morales, poco a poco restauran nuestra Alma.

LA PRUDENCIA ES YA UNA PARTICIPACION DE LA SABIDURIA DE DIOS.

LA JUSTICIA ES LA ENSEÑANZA DE SER JUSTO CON TODO, COMO DIOS LO ES CON NOSOTROS.

LA FORTALEZA PROVIENE DE DIOS Y NOS UNE A EL.

LA TEMPLANZA NOS HACE PARTICIPES DEL EQUILIBRIO Y DE LA ARMONIA QUE EN EL RESIDE.

Si juntamos las VIRTUDES TEOLOGALES Y LAS VIRTUDES MORALES  nuestra unión con Dios, nuestro prójimo y nuestra sociedad  será:
 - P E R F E C T A -

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